17 de septiembre de 2018

Consuélate a ti mismo

Este es un ejercicio que puede ayudarte a tratarse con cariño y cuidado. Primero necesitas traer a tu memoria una imagen de ti mismo en una situación en la que eras pequeño y necesitabas atención. Puede ser un momento en el que te sentiste asustado, avergonzado, triste o solo, cuando eras más joven. No tiene que ser un episodio específico, puede ser una imagen general de tu vida si tienes experiencias dolorosas que se repiten.

Si tienes dificultades para encontrar ese recuerdo de ti mismo en tu infancia, puedes recordar la imagen de un niño que te importa. Si te cuesta sentir cariño hacia los niños, entonces tal vez puedas imaginarse un animal al que cuidas y tienes en tu vida.

Encuentra una posición cómoda. Asegúrate de sentarse derecho con un buen soporte para la espalda. Siente el contacto con la silla. Mantén ambas piernas plantadas en el suelo y apoya las manos en el regazo. Respira profundamente y trata de relajarte.

1. ¡Imagina al niño vulnerable!

Se trata de ti mismo en una situación vulnerable cuando eras niño o de la imagen de otro niño vulnerable al que quieres cuidar. Imagínate al niño y nota la cara, sus ojos y su postura.

2. ¡Imagina cómo se siente el niño vulnerable!

Fíjate cómo te sientes imaginando al niño vulnerable. Mira a ver si puedes sostener la vulnerabilidad.

3. ¿Qué necesita el niño vulnerable?

Note lo que el niño pequeño necesita o necesita en esa situación.

4. Imagina que le das al niño lo que necesita.

Mira a ese niño otra vez. Como adulto afectuoso que eres, imagina que le das al niño vulnerable el cuidado y el consuelo que necesitaba. Para algunas personas, es más fácil imaginar ser otro cuidador, como un abuelo o una pareja.

5. Imagina cómo es para el niño conseguirlo.

Imagina que eres el niño pequeño: ¿Qué sientes al recibir esa atención? Siente en tu cuerpo cómo te afecta el cuidado y la comodidad. Mira a ver si puedes aceptar este cuidado y consuelo. Deja que los sentimientos te impacten, y pon palabras a cómo te sientes.

Tómese unos minutos para terminar este proceso. Respira profundamente y prepárate para continuar tu día con esta nueva experiencia. Tal vez quieras resumir por ti mismo cómo fue esto y qué quieres hacer con ello en el futuro.