Podemos distinguir entre dos tipos de emociones: emociones primarias y emociones secundarias. Las emociones primarias son reacciones emocionales directas ante una situación, y se llaman primarias porque son las primeras en ocurrir. Es tu primera reacción ante una situación o un imprevisto, y te alertan sobre tus necesidades.
Un ejemplo típico es cuando te enfadas como resultado de que alguien es cruel contigo o con alguien a quien quieres, y sientes la necesidad de proteger o establecer límites. Entonces, el sentimiento de enfado es una emoción primaria y te ayuda a proteger lo que es importante para ti, haciendo más probable que te afirmes.
Sin embargo, no siempre sabemos o mostramos lo que sentimos. Es posible que experimentes sentimientos no deseados, o sentimientos que has aprendido y que no es correcto expresar. Es entonces cuando habitualmente encuentras tus emociones secundarias. Una emoción secundaria es una respuesta emocional a una emoción primaria, por lo tanto, es una emoción sobre lo que sientes.
Por ejemplo, si alguien que es importante para ti dice algo que te hiere, es posible que te entristezcas. Eso sería una tristeza primaria. Si experimentar tristeza por alguna razón puede ser difícil para ti, también puedes notar que te enfadas. La ira entonces es una reacción secundaria, ya que es una reacción a tu tristeza.
Hay una tendencia en nuestra sociedad por la que los hombres muestran ira cuando están experimentando sentimientos más vulnerables como tristeza o vergüenza, y hay una tendencia a que las mujeres muestren tristeza o culpa cuando están experimentando ira. Cuando no entiendes tu propia reacción emocional o la de otra persona, o la reacción es completamente desproporcionada, a menudo es un signo de una emoción secundaria que encubre otra reacción.
Nuestras emociones primarias suelen ser emociones básicas como la tristeza, el miedo, la vergüenza, la ira y la alegría. En teoría, todos los sentimientos básicos también pueden ser secundarios. Sin embargo, algunas emociones secundarias son más típicas que otras, como la ansiedad, la irritación, el estado de ánimo global deprimido, la agresión, la furia y el vacío o la desesperanza.
La razón por la que las emociones secundarias no suelen ser útiles es porque encubren lo que realmente sientes y envían señales confusas al mundo exterior sobre lo que necesitas. Por ejemplo, si estás triste y necesitas apoyo y cercanía, la señal de la ira secundaria dirá a otros que deben mantenerse alejados y se crea distancia.
Si tienes una respuesta emocional fuerte y no desaparece, a veces puede valer la pena echar otro vistazo a lo que está sucediendo dentro de ti: ¿Qué estoy sintiendo realmente ahora mismo?