Lidiar con las emociones de los niños puede ser difícil y desafiante. Una trampa típica en la que caen los padres es que están tratando de encontrar una solución o refutar los sentimientos del niño en un intento por quitarle el dolor. Desafortunadamente, esto puede enviar señales al niño de que no está bien sentir lo que está sintiendo. Puede llevar al niño a sentir que el padre o la madre no le entiende y puede impedir que el niño aprenda sobre lo que está sucediendo dentro de él. Tu trabajo como padre o madre no es quitarle la emoción al niño, sino ayudarlo a entender y manejar sus sentimientos. Esto es lo que llamamos coaching emocional. Cuando tu hijo está experimentando una emoción, trate de seguir los siguientes pasos:
1) Observa la emoción. Trata de entender qué es lo que realmente está sucediendo dentro del niño, preferiblemente a la luz de lo que ha sucedido. Por ejemplo, si ves a tu hijo menor queriendo jugar con su hermano mayor pero es rechazado por él, tu hijo podría sentirse triste. Trata de ponerse en los zapatos de tu hijo y trata de anticipar cómo debe ser sentirse así.
2) Poner palabras a la emoción. Muéstrale a su hijo que entiendes lo que debe estar sintiendo ofreciéndole unas pocas palabras: "Veo que estás triste porque no pudiste jugar con tu hermano. Debe ser un fastidio". Y no te preocupes si no lo hiciste bien. Tu hijo te lo hará saber, y puedes intentarlo de nuevo.
3) Validar y confirmar la emoción. Esto significa normalizar y mostrar que está bien que el niño se sienta de esa manera. Una buena validación empezaría con "Con razón..." Como, por ejemplo, "Con razón te has enfadado, porque sólo querías jugar con él y pasar un buen rato, pero él no te dejaba".
4) Satisfacer la necesidad emocional. Recuerda que esta no es la solución práctica al problema, sino más bien la necesidad emocional. Podría ser una necesidad de consuelo, apoyo, paz mental o autoafirmación. En el ejemplo anterior, podría ser: "¿Quieres un abrazo o sentarte en mis piernas?"
5) Si es necesario, ayude a encontrar una solución al problema. A menudo, los primeros cuatro pasos serán suficientes, y el niño encontrará las soluciones por sí mismo. Si tu hijo todavía necesita ayuda, puedes sugerirle una solución, como hablar con su hermano mayor.