Las emociones tienen el objetivo de ayudarte a recordar eventos importantes para prepararte para sucesos similares más adelante en tu vida. Si experimentas algo difícil, tus emociones te ayudarán a adaptarte a la situación, mientras que al mismo tiempo guardas esta memoria para que estés más alerta la próxima vez que ocurra algo similar. Este fenómeno se llama memoria emocional.
Por ejemplo, si te están acosando en la escuela o en tu lugar de trabajo, tu vergüenza puede hacer que te sientas como si te hundieras en el suelo, tal vez señalando sumisión a los acosadores. Esto puede ser adaptativo en el momento ya que puede reducir el daño adicional. Tu sistema emocional modifica tu cerebro de modo que la memoria de la situación se almacena para que estés más alerta ante los acosadores en el futuro.
Los recuerdos emocionales pueden ser buenos o dolorosos, pero son los recuerdos emocionales dolorosos los que nos causan problemas más adelante en la vida. Si fuiste acosado en la escuela primaria, pero como adulto todavía sientes que no agradas a otros o que pueden atacarte, entonces la memoria emocional ya no te ayuda a lidiar con la situación actual. Se puede decir que la memoria se ha convertido en una memoria emocional problemática. Continúa afectándole mucho después de que la situación haya terminado.
Todos nosotros tenemos recuerdos emocionales dolorosos que nos afectan en diferentes momentos de la vida. Los recuerdos emocionales problemáticos típicos consisten en experiencias de intimidación, abuso, violencia, vivir con padres críticos o no agradecidos, que abusan de sustancias, ser abandonado, perder a alguien de particular importancia, o no ser visto como eres.
Si tienes demasiadas memorias emocionales problemáticas, o demasiado intensas, entonces lo más probable es que te afecten tu vida de una manera negativa. Estas memorias pueden ser desencadenadas por tu entorno siempre que algo te recuerde la experiencia dolorosa.
También es muy común que las memorias emocionales problemáticas estén cubiertas por emociones secundarias como la ansiedad, la depresión, la ira o el vacío. Los primeros pasos son, por lo tanto, familiarizarse con lo que se encuentra bajo las emociones secundarias, averiguar de qué trata la memoria emocional problemática y, de alguna manera, lograr darle sentido. Y sí, las memorias emocionales problemáticas pueden ser cambiadas.