Cuando nuestra cabeza comienza a rumiar de una manera que es perturbadora y no lleva a ninguna parte, podemos compararla con un coche que gira en el barro. Tratar de averiguar qué ha pasado y por qué en general es algo bueno, pero a veces nos quedamos atascados y no podemos seguir adelante.
Cuando rumiamos o nos preocupamos, generalmente es una señal importante de que algo sobre nuestro pasado o futuro es particularmente importante para nosotros, pero nuestra mente parece no poder entenderlo. Cuando esto sucede, te sugerimos un ejercicio que te lleve al pasado para traerle recuerdos emocionales importantes. Puedes hacer que tu rumiación sea más útil y ayudarte a averiguar lo que necesitas. Si tienes experiencias traumáticas con las que no has trabajado antes, te aconsejamos que hagas el ejercicio Explorar y trabajar el Trauma...
1. Sacar a la luz lo que estás rumiando o de lo que te preocupas...
La preocupación y la rumiación están muy a menudo ligadas a algo difícil que ha sucedido. Si hay eventos individuales sobre los que estás rumiando, entonces saca a relucir ese recuerdo. Si se trata de una serie de eventos o de un período de su vida, trata de traer algunos ejemplos. Por ejemplo, si reflexionas sobre el hecho de que tu padre bebía demasiado cuando eras pequeño, puedes elegir un ejemplo en el que recuerdes que esto era difícil para ti. Si fuiste acosado en la escuela intermedia, escoge un ejemplo siginificativo.
2. Describe el pasado
Descríbete a ti mismo lo que pasó, o describa el momento de su vida sobre el que estás rumiando. Trata de describir primero lo que sucedió y luego cómo te hizo sentir.
3. Imagina el pasado
Despliega la escena en tu imaginación. Pasa algún tiempo imaginando lo que pasó, quién dijo qué y cómo se desarrolló la escena. Imagina que vuelves a estar en esa escena. Que eres la versión más joven de ti mismo que experimentó esto.
4. Siente la emoción
¿Cómo te sentiste al vivir lo que sucedió entonces? Mueve tu atención al lugar donde sientes tus emociones, con mayor frecuencia en el vientre y el pecho. Fíjate cómo te sientes al estar tú en ese recuerdo. Escribe cómo te sentiste.
5. Encuentra tu necesidad
Cuando tengas que describir cómo te sentiste en esa situación o en ese momento, pregúntate: "¿Qué habría necesitado en esa situación?".
Además de saber que lo que sucedió no debería haber sucedido, mira a ver si puedes preguntarse qué necesitaba cuando sucedió por primera vez. ¿Quizás necesitabas apoyo o protección de alguien? ¿Quizás necesitabas a alguien que viera cómo estabas?
6. Imagina que la necesidad es satisfecha
Si pudiste experimentar lo que necesitabas, imagina cómo habría sido si esa necesidad hubiera sido satisfecha. ¿Debería alguien haberte consolado? ¿Debería alguien haberte protegido? ¿Deberías haber tenido el apoyo para defenderte? ¿Necesitabas a alguien que te dijera que eres bueno/a? Imagínate a alguien haciendo exactamente lo que hubieras necesitado. ¿Cómo te sientes al tener esa necesidad satisfecha? Escríbelo.
7. ¿Cómo quieres relacionarte con esto en el futuro?
Con esta nueva experiencia, ¿cómo llevarás esto en el futuro? ¿Quieres hablar con alguien sobre lo que pasó? ¿Quieres seguir trabajando en esto en otros ejercicios? ¿Necesita ayuda para lidiar con ello?
Si notas que la rumiación y la preocupación no desaparecen, espera un momento e intenta el ejercicio de nuevo más tarde o explora otros ejercicios de esta página. Si tu preocupación o rumiación está afectando tu vida durante un período largo, considera buscar ayuda profesional.